- Estoy notando algo un poco raro.
- ¿Qué?
- Pues no sé: que pienso en esto del encierro impuesto a la gente por el Régimen... Y veo que es algo muy grande...
- ¿Cómo muy grande? Que es una putada muy grande para la gente, ¿no?
- Sí, bueno, claro, por eso: al preguntarme cómo puede el Régimen hacer tanto mal a las gentes...
- Sí, sí, eso: ¿para qué les sirve machacar así a la gente? ¿Qué gana el Régimen con tanta crueldad?
- Ah, no, no. Yo eso no es lo que me preguntaba. Yo me preguntaba cómo puede hacerlo. O sea, de qué manera se las apaña el Régimen para conseguir algo así. Preguntarse, como tú decías, por qué machacan a la gente así, pues no tiene ni siquiera buen sentido: O sea, el Régimen no aplasta a las gentes por ninguna razón; buscarle cualquier respuesta a esa pregunta sería un intento desesperado de defenderlo. De sentir que no hay razón ninguna para que esté esa cosa ahí cuidándonos la vida (o sea, administrándonos la muerte), de ahí es de donde nace cualquier rebelión de verdad contra él.
- Y entonces, que esto era algo "muy grande", ¿decías así, no?
- Sí, sí, muy grande. O sea, es lo que dentro del propio Régimen dicen tener mucho éssito. Es algo de muchísimo éssito.
- Hombre, no sé qué quieres decir. ¡"Mucho éssito"! Si te encierran de repente y no te dejan hacer nada y sólo hay que esperar a ver si les da la gana soltarte, pues no sé... Yo no le diría "éssito", es que no te queda más remedio que tragártelo.
- Bueno, nunca es así del todo. Pero, sea como sea, no le veo ningún problema a decir que es algo de muchísimo éssito. Es enorme: la cosa y su éssito, lo mires por donde lo mires. El éssito ya sabes que lo miden en cifras, con numeritos (o sea, es propiamente Dinero). Y las cifras son aplastantes: ¿No crees que la cifra de televidentes debe ser demoledora?
- Sí, claro.
- Desde que se fue imponiendo la forma actual del Régimen a lo largo del s.XX hasta ahora, no creo que haya habido algo comparable en espectadores de tv (que es la representante ilustre del Régimen y de los medios de masas).
- No, seguro que no. Ni lo del viaje a la luna.
- Y ¿qué me dices de su estensión planetaria? ¿No es apabullante la plaga de encierros, copiados unos de otros, por todo el mapamundi?
- Sí, sí, bestial.
- Y de movimiento de los dineros (de dineros con números y moneda, que es solo una de las formas del Dinero con mayúsculas): ¿Se ha visto algún evento de los producidos por el Régimen comparable a esto? ¿No es alucinante los billones y billones de pasta que esto estará moviendo?
- Sí, eso desde luego. Y la pasta que dejará de ir a la gente que está más abajo en la pirámide. Y eso, antes incluso de las órdenes espresas de encierro, bien lo intuía la gente por las informaciones que les iban dando (a pesar que, como siempre, aprovechaban también en las informaciones para echarle la culpa a la gente por su alarmismo: ¡poco se alarmaron, para lo que están haciendo!).
- ¿Y por qué dices que lo intuía la gente?
- Bueno, pues quizá por lo del papel higiénico. Ya sabes que Freud descubría que en los sueños, la mierda y el Dinero eran cosas intercambiables una por otra, que una representaba a la
- ¿Qué?
- Pues no sé: que pienso en esto del encierro impuesto a la gente por el Régimen... Y veo que es algo muy grande...
- ¿Cómo muy grande? Que es una putada muy grande para la gente, ¿no?
- Sí, bueno, claro, por eso: al preguntarme cómo puede el Régimen hacer tanto mal a las gentes...
- Sí, sí, eso: ¿para qué les sirve machacar así a la gente? ¿Qué gana el Régimen con tanta crueldad?
- Ah, no, no. Yo eso no es lo que me preguntaba. Yo me preguntaba cómo puede hacerlo. O sea, de qué manera se las apaña el Régimen para conseguir algo así. Preguntarse, como tú decías, por qué machacan a la gente así, pues no tiene ni siquiera buen sentido: O sea, el Régimen no aplasta a las gentes por ninguna razón; buscarle cualquier respuesta a esa pregunta sería un intento desesperado de defenderlo. De sentir que no hay razón ninguna para que esté esa cosa ahí cuidándonos la vida (o sea, administrándonos la muerte), de ahí es de donde nace cualquier rebelión de verdad contra él.
- Y entonces, que esto era algo "muy grande", ¿decías así, no?
- Sí, sí, muy grande. O sea, es lo que dentro del propio Régimen dicen tener mucho éssito. Es algo de muchísimo éssito.
- Hombre, no sé qué quieres decir. ¡"Mucho éssito"! Si te encierran de repente y no te dejan hacer nada y sólo hay que esperar a ver si les da la gana soltarte, pues no sé... Yo no le diría "éssito", es que no te queda más remedio que tragártelo.
- Bueno, nunca es así del todo. Pero, sea como sea, no le veo ningún problema a decir que es algo de muchísimo éssito. Es enorme: la cosa y su éssito, lo mires por donde lo mires. El éssito ya sabes que lo miden en cifras, con numeritos (o sea, es propiamente Dinero). Y las cifras son aplastantes: ¿No crees que la cifra de televidentes debe ser demoledora?
- Sí, claro.
- Desde que se fue imponiendo la forma actual del Régimen a lo largo del s.XX hasta ahora, no creo que haya habido algo comparable en espectadores de tv (que es la representante ilustre del Régimen y de los medios de masas).
- No, seguro que no. Ni lo del viaje a la luna.
- Y ¿qué me dices de su estensión planetaria? ¿No es apabullante la plaga de encierros, copiados unos de otros, por todo el mapamundi?
- Sí, sí, bestial.
- Y de movimiento de los dineros (de dineros con números y moneda, que es solo una de las formas del Dinero con mayúsculas): ¿Se ha visto algún evento de los producidos por el Régimen comparable a esto? ¿No es alucinante los billones y billones de pasta que esto estará moviendo?
- Sí, eso desde luego. Y la pasta que dejará de ir a la gente que está más abajo en la pirámide. Y eso, antes incluso de las órdenes espresas de encierro, bien lo intuía la gente por las informaciones que les iban dando (a pesar que, como siempre, aprovechaban también en las informaciones para echarle la culpa a la gente por su alarmismo: ¡poco se alarmaron, para lo que están haciendo!).
- ¿Y por qué dices que lo intuía la gente?
- Bueno, pues quizá por lo del papel higiénico. Ya sabes que Freud descubría que en los sueños, la mierda y el Dinero eran cosas intercambiables una por otra, que una representaba a la
otra. Quizá esa ansia de acumular papel higiénico (que sería como la representación de la propia mierda) pudiera ser ese deseo de tener dinero en reserva para lo que veían que estaban preparando.
- Ah, ya. Yo eso lo ponía más en relación con el mandato de limpieza en el Régimen, que es cada vez más fuerte y del que ya hemos hablado alguna vez [NºXVII]. Y quién sabe: A lo mejor, vienen a ser la misma cosa la limpieza, estar limpio, que estar en orden con el Dinero... Pero, volviendo a las cifras: lo más apabullante, el éssito mayor del asunto, y que sustenta a cualquiera de los otros, es el éssito de la Fe en la cosa. La cantidad de personas que más o menos se lo creen. El éssito en eso es también enorme. ¿No te parece?
- Sí, la verdad es que asusta. Parece que con la tele pueden hacer lo que quieran ya con la gente. ¿Se puede ir más lejos?
- Pues eso es la cosa. ¿Pueden ser más aplastantes los números del Régimen?: En medios de información, dineros, autoridades científicas y sanitarias, intelectuales, investigadores, periodistas, patrullas de emergencias, cuerpos de seguridad y todo lo que quieras, y también y sobre todo en personas -televidentes- creyentes. Está claro que los números son del Régimen... pero, lo que te decía: Que, con esto y con todo, estoy notando algo raro.
- ¿El qué?
- Pues que estoy notando como que la rebelión está ahí, no sé cómo decirlo, como alentando.
- Pero, el qué: ¿la rebelión de las pocas personas incrédulas y más o menos rebeldes que haya?
- No, no. Eso no. Las personas nunca son rebeldes, son sumisas por la cuenta que les tiene. Hacen sus cálculos en vista del Futuro que les venden. No, no. Eso el Régimen lo tiene, como veíamos, bien atado. De ahí no viene más que Fe en el Futuro: cada uno en su Futuro personal, que a su vez depende del Futuro en general, o sea, del Dinero. Esas personas, hasta a las que nos puedan decir algo rebeldes (poco, en verdad), ésas entramos en sus cuentas y estamos personalmente a favor del Dinero.
- Ah, ¿y quién crees tú, si no, que se puede rebelar?
- Pues lo que hay ahí, oculto por eso que llaman personas. Lo que no se cree ni le importa para nada el Futuro. Lo que quiere vivir ahora y no acepta ningún cambalache para renunciar a vivir ahora en nombre del Futuro. Ese cambalache, esa renuncia, es en definitiva la verdadera muerte que nos administra el Régimen. Esa voz que puede decir: ahora salgo de casa, ahora este niño no sigue encerrado y me des-entiendo de la tele, sus virus, de la Ciencia a su servicio, de sus cifras, de sus trolas, de sus presentadores, de sus golpes en el pecho, de sus amenazas y de su sabiduría. Eso está ahí ahora ya: no es personal y no depende de ningún número y no se atiene a ninguna previsión, ni defiende ningún Futuro. Es lo que queda totalmente fuera de lo que puede el poder y es de lo único que de verdad tiene miedo el poder. De lo vivo que no cuenta. De lo que el Régimen, que no para de hablar, quiere reducir a cifra con sus definiciones siempre falsas de la Realidad. Eso que no es real pero está ahí ahora, puede inundar de gentes otra vez las calles. Contra todo número. Contra la Fe personal de cada uno. Contra toda pro-fylaxis.
- Ah, ya. Yo eso lo ponía más en relación con el mandato de limpieza en el Régimen, que es cada vez más fuerte y del que ya hemos hablado alguna vez [NºXVII]. Y quién sabe: A lo mejor, vienen a ser la misma cosa la limpieza, estar limpio, que estar en orden con el Dinero... Pero, volviendo a las cifras: lo más apabullante, el éssito mayor del asunto, y que sustenta a cualquiera de los otros, es el éssito de la Fe en la cosa. La cantidad de personas que más o menos se lo creen. El éssito en eso es también enorme. ¿No te parece?
- Sí, la verdad es que asusta. Parece que con la tele pueden hacer lo que quieran ya con la gente. ¿Se puede ir más lejos?
- Pues eso es la cosa. ¿Pueden ser más aplastantes los números del Régimen?: En medios de información, dineros, autoridades científicas y sanitarias, intelectuales, investigadores, periodistas, patrullas de emergencias, cuerpos de seguridad y todo lo que quieras, y también y sobre todo en personas -televidentes- creyentes. Está claro que los números son del Régimen... pero, lo que te decía: Que, con esto y con todo, estoy notando algo raro.
- ¿El qué?
- Pues que estoy notando como que la rebelión está ahí, no sé cómo decirlo, como alentando.
- Pero, el qué: ¿la rebelión de las pocas personas incrédulas y más o menos rebeldes que haya?
- No, no. Eso no. Las personas nunca son rebeldes, son sumisas por la cuenta que les tiene. Hacen sus cálculos en vista del Futuro que les venden. No, no. Eso el Régimen lo tiene, como veíamos, bien atado. De ahí no viene más que Fe en el Futuro: cada uno en su Futuro personal, que a su vez depende del Futuro en general, o sea, del Dinero. Esas personas, hasta a las que nos puedan decir algo rebeldes (poco, en verdad), ésas entramos en sus cuentas y estamos personalmente a favor del Dinero.
- Ah, ¿y quién crees tú, si no, que se puede rebelar?
- Pues lo que hay ahí, oculto por eso que llaman personas. Lo que no se cree ni le importa para nada el Futuro. Lo que quiere vivir ahora y no acepta ningún cambalache para renunciar a vivir ahora en nombre del Futuro. Ese cambalache, esa renuncia, es en definitiva la verdadera muerte que nos administra el Régimen. Esa voz que puede decir: ahora salgo de casa, ahora este niño no sigue encerrado y me des-entiendo de la tele, sus virus, de la Ciencia a su servicio, de sus cifras, de sus trolas, de sus presentadores, de sus golpes en el pecho, de sus amenazas y de su sabiduría. Eso está ahí ahora ya: no es personal y no depende de ningún número y no se atiene a ninguna previsión, ni defiende ningún Futuro. Es lo que queda totalmente fuera de lo que puede el poder y es de lo único que de verdad tiene miedo el poder. De lo vivo que no cuenta. De lo que el Régimen, que no para de hablar, quiere reducir a cifra con sus definiciones siempre falsas de la Realidad. Eso que no es real pero está ahí ahora, puede inundar de gentes otra vez las calles. Contra todo número. Contra la Fe personal de cada uno. Contra toda pro-fylaxis.
(Pablo. Encerrado por la fuerza. Salamanca, abril 2020)