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Nº XVI

- Aunque nos amargue un poco, a lo mejor podría ser útil que nos paráramos a hablar de una de esas Ideas que el Régimen usa contra las gentes.
- Bueno, ¿de cuál?... No, pero antes, dime una cosa: ¿Por qué nos iba a amargar hablar?
- Bueno, porque todas esas Ideas que produce este Régimen y que repiten miles y miles de veces, como se sienten tan llenas de engaños, parece que lo que le pide a uno el cuerpo es volver la cabeza nada más oírlas y escaparse de tanto sinsentido. ¿No te pasa a ti eso?
- Sí, a veces, sí... Pero si no nos preguntamos qué es lo que nos dicen, ¿no es como darlo por bueno?
- Sí, claro.
- Entonces será más amargo todavía no preguntarnos por las cosas, ¿no? Porque dar por bueno lo que dicen en la Tele...
- Sí. Y "por bueno" quiere decir "por verdad". Así que, eso: ¡a no callarse!
- ¿Y de qué era de lo que querías hablar?
- De eso que dicen de libertad de espresión. Porque este Régimen se define a sí mismo como el Régimen de la libertad de espresión.
- Bueno, no. El Régimen, para empezar, no se define a sí mismo como Régimen: ésa es una palabra ya hiriente que jamás usaría (por eso a nosotros nos es útil). Ellos repiten incansablemente palabras que dan la impresión de algo aséptico y como inevitable. Hablan de Sociedad, de Época, de Modelo, de Sistema...
- Sí: o de Mundo o de Universo o de Realidad, pero el Régimen no se llama a sí mismo Régimen, es verdad. A lo mejor esto mismo puede servir como buen ejemplo para ver qué es eso de la libertad de espresión. Porque ¿podría esta Sociedad de la libertad de espresión permitir que p.ej. un redactor de noticias en la Tele usara normalmente la palabra 'Régimen' en vez de 'Sociedad'? Por ejemplo, en vez de decir "La Sociedad actual es la Sociedad de la Información", que dijera "El Régimen actual es el Régimen de la Información". ¿Te parece que sería posible?
- Pues no. Pero es que probablemente no hay un sólo redactor en la Tele que crea que a esto haya que llamarle Régimen.
- Sí, eso puede ser. Porque si no, ya no le ponen de redactor ¿no?
- Claro.
- Pero para lo que hablamos, eso es igual. Lo importante es sentir cómo de prohibido está hablar. En caso de querer hablar, claro. Porque parece que lo de la libertad de espresión sería libertad de espresarse en contra de lo mandado; en contra de las Ideas reinantes; en contra del poder. Porque espresarse a favor, que yo sepa, nunca ha estado prohibido ni perseguido, ¿no?
- Pues, no, claro... Pero es que en este ejemplo, el decir que esto no es ni más ni menos que un Régimen (y por tanto decir que es una imposición), parece que entra tan en
contradicción con la información que nos repiten machaconamente, que es normal que no se puedan permitir lo contrario. Es como si la forma anterior de este Régimen -la de las Edades Medias- promoviera y permitiera que sus funcionarios (los obispos, los curas, los alcaldes, los teólogos, etc.) hablaran en contra de Dios y del Rey. Parece asurdo. Justamente el andamiaje del Régimen estaba montado para decir de arriba abajo a las gentes cómo eran las cosas: estaba para hacer creer; para defender la Fe. Si todo el montaje tenía ese fin, no tiene sentido imaginar que cada funcionario pudiera decir lo que libremente le viniera a la boca, ¿no?
- Parece claro. Y parece claro que lo mismo pasa con la forma que ahora ha tomado el Régimen. Pero ahí está lo asombroso: que ahora el Régimen pretende ocultarlo. Ahora dice que la información que él cuidadosa y sistemáticamente se dedica a producir, nace de espresarse libremente.
- De espresarse, ¿quién?
- Pues no sé. Supongo que eso forma parte de la confusión. Algo así como que cualquiera se espresa porque es libre...
- Pero luego al final sólo es la Tele (o sea, el Dinero) la que se espresa y todo el mundo callado escuchando, ¿no?
- Pues sí. Pero, además de hacernos unos creídos diciéndonos que somos muy listos y muy libres -cosa siempre sospechosa-, a lo mejor donde está el engaño más feroz en todo esto es en lo que decíamos: Que que quede oculto que ordenar y vigilar con todo cuidado qué cosas tienen que decirse y escucharse, le es tan imprescindible a la forma actual del Régimen como lo era para sus formas antiguas.
- Sí. Hace creer que eso es cosa antigua, de la Inquisición y eso.
- Claro. Porque cuanto más esté esto oculto: que el poder no usa primariamente ni cadenas, ni pistolas, ni hambre, ni frío para matar a las gentes, sino otros grilletes más sangrientos, que son las Ideas, más se las despista y más se las desanima para que no usen la única arma que hay contra las Ideas: hablar.
- Sí, es verdad: es muy corriente oír eso de que hablar no sirve para nada.
- Eso es. Ésa es la gran utilidad que le rinde al Régimen ese engaño de ocultar que él se sigue sosteniendo, como antes, de Ideas, de Fe.
- ¿Y, entonces, se trataría de hablar para oponerle otras Ideas nuevas?
- No, no. Eso más bien es lo que estamos viendo que despista: que seas positivo y que propongas más Ideas no le crea problemas al Régimen. El problema lo tiene si la gente se pregunta por las Ideas (por la Fe) que él no deja de predicar: "¿Qué es libertad de espresion?" , "¿Qué es Seguridad?", "¿Qué es Trabajo?", "¿Qué es Futuro?", "¿Qué es Felicidad?". Ése es el único ataque posible.
                  (Pablo. Allariz, enero 2015)

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